Ya me voy dando cuenta que tener un blog es contar tu vida a capítulos. Y es que las mejores ideas salen de las vivencias personales. Hoy contaré algo que me pasó cuando asistía a clases en Harvard, una pequeña anécdota que supuso una de las mejores vivencias relacionadas con esos pequeños detalles que hacen de un profesor un buen profesor.

Un buen profesor es un regalo para sus estudiantes y uno me dio una vez el mejor de los regalos: un post-it amarillo escrito a lápiz.

La formación continua de los profesores es el mejor invento para que no se nos olvide a los profesores lo que es “estar al otro lado” del pupitre. Yo además disfruto el doble porque aprendo no sólo el contenido, sino que observo y analizo el método que el profesor utiliza para traer sus conocimientos a la clase. Y eso hacía yo en Harvard: disfrutar el doble.

 

Día de evaluación de mitad de semestre en la clase de Dirección Estratégica. Los estudiantes, acabábamos de entregar nuestro examen cuando el profesor comienza a repartir pequeños post-it amarillos doblados en dos. “No lo abráis todavía. En este papel está vuestra nota”, dijo. “¿Nuestra nota?” Pensamos la mayoría de nosotros. “¿Cómo puede ser esto? Acabamos de entregar nuestro examen” Y el profesor continuó:” Esta es vuestra nota de participación en clase. Está escrita a lápiz ” Y era así, mi nombre estaba escrito a lápiz en la cara superior del post-it doblado. “Está escrito en lápiz – continuó – porque es la nota de mitad del semestre, y todavía queda mucho tiempo hasta el final del curso. Cualquiera puede mejorar su nota y sacar la más alta. No hay cupo de buenas notas y además me encargaré de que todos tengáis tiempo para participar en clase. Ahora ya podéis abrir el papel”

Silencio total mientras leíamos nuestros post-its amarillos. Y fin de la clase, y revuelo general. Todos estábamos compartiendo nuestras calificaciones y pidiendo a nuestros amigos ayuda para mejorar esa calificación temporal a lápiz que era ni más ni menos que el 40% de la nota final. Otros tomábamos notas mentales para aumentar nuestra contribución a los debates en clase.

Joseph W. Chevarley fue ese buen profesor, ese maestro. Por supuesto, esto es sólo una pequeña anécdota de todas las cosas que aprendí de él, no sólo de estrategia , sino también de la atención y el cuidado de sus alumnos , el uso de los casos prácticos, la distribución del tiempo en clase y el trabajo en equipo . El profesor Chevarley seguro que no sabe nada de esto. Él daba lo mejor de sí mismo a nosotros, sus alumnos, estaba enseñando Dirección Estratégica a un grupo de estudiantes, sin saber que tenía una “espía” en clase.

¿Y la lección aprendida del post-it amarillo? Si en el aprendizaje, o en desarrollo de un proyecto hay alguien que cree en ti, en tu capacidad de mejorar, en tu capacidad de éxito, conseguirá que pongas toda tu energía en juego para conseguirlo. Pero no es sólo eso. A la confianza en tus capacidades, en el proceso de aprendizaje ha de estar unido a un feedback real: “ahora estás siendo así” – recibes una nota, real, por dura que sea, es lo que has sacado- “pero confío en que lo puedes hacer mejor” -la nota está escrita a lápiz, se puede borrar y escribir una nota más alta- “de ti depende”.

Ese método de “yo motivo mucho a los alumnos y nunca les suspendo” no vale, no funciona para motivar. Para que un alumno se ponga en marcha vale mucho más un “tu puedes hacerlo, ¡sorpréndeme!”.

Y precisamente porque el alumno está aprendiendo debe haber margen de error, se le tiene que permitir no acertar a la primera, y debe haber también margen de rectificación. Pero para que el estudiante, el subordinado, el empleado pueda rectificar hace falta decirle dónde se ha equivocado: nos hace falta recibir un post-it escrito a lápiz. ¡Ay esos padres que no corrigen a sus hijos por no llevarse un disgusto y por no darlo!, Ay de esos jefes que solo echan la bronca monumental diciendo “Esto es un horror!!! Y no dicen dónde está el horror y qué se esperaba de ese trabajo.
Los profesores, los jefes, los padres que dan crédito y feedback a sus estudiantes, subordinados o hijos no sólo están dándoles alas, les están dando amor.

Rita Pierson lo explica muy en su charla: “Cada niño necesita un campeón”

No hay atajos para la enseñanza. Un profesor siempre tiene que trabajar muy duro: conocer muy bien el tema que enseña, a sus estudiantes, las técnicas de enseñanza disponibles para esas materias y al mismo tiempo tiene que querer a sus alumnos: dar feedback a lápiz.

Porque como bien decían los Beatles:

“you can learn how to be you in time It’s easy: All you need is love”

Elena Jiménez-Arellano Larrea

7 thoughts on “El post-it a lápiz del profesor de Harvard

  1. Impresionante! Genial el speach de Miss Pierson, ojala todos los profesores fueran así, aunque algunos si hay. El “tú puedes, tú puedes” funciona!

  2. Me ha encantado esta entrada. Conviene que los docentes escuchemos y leamos de vez en cuando este tipo de puntos básicos, el ABC de la educación. Hay que huir y rechazar al profesor que da su clase magistral desde la cátedra. Los viejos maestros se ponían ” a la altura” del alumno…se acercan a su mesa, se ponen de cuclillas…
    Seligman dice que la educación es coja si es meramente académica. Claro, está la parte afectiva, la parte lúdica, la parte de implicación…
    A ver si conseguimos cada día escribir un post-it a un alumno.

    1. Borja, yo soy la primera que apoyo lo que dices. Y veo que en la vida real nos hace falta mucho entrenamiento y práctica fuera del aula a los profesores para no lanzarnos a la clase magistral. Últimamente mis alumnos han hecho de conejillo de indias (sin saberlo, claro) y he observado que aunque se lo pasan mejor, aprenden más y salen contentos de clase cuando esta es interactiva, como les supone mucho más esfuerzo, cuesta arrancarlos de la inercia hacia ese sistema más activo. Por otra parte los profesores generalmente estamos presionados por unos programas que debemos impartir en un cierto tiempo, generalmente escaso. Y es muy fácil caer en la comodidad de la clase magistral donde te sitúas en un plano superior al del alumno que te mira con los ojos abiertos de par en par (otro modo de dormirse muy de moda;). El alumno dormita o viaja por el espacio interestelar de sus ideas, el profesor habla sin sobresaltos ni preguntas incómodas…. y así entramos en el espacio de la “cómoda rutina mortal” que está acabando con el actual sistema educativo.
      Los profesores debemos convencernos mediante la práctica, que perder el tiempo en clase dejando que los alumnos planteen sus cosas, se salgan por la tangente o inviertan mucho mas tiempo del previsto en replantear y hacer un problema por un método no precisamente académico, permite llegar igual a la meta. ¿has leído el maravilloso libro de Daniel Pennac “Como una novela”? Creo que hablaré de esto en mi próximo post. ¡gracias por inspirarme!

  3. Muy interesante el tema. Genial la motivación del post-It y el entusiasmo de la profesora. Me encanta tu blog. Ya estoy esperando tu próxima entrada.

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