PARA NO HACER EL MAL A LO TONTO: PIENSA.

Este finde largo en Madrid por la fiesta de San Isidro, además de disfrutar del campo -que está precioso después de tanta lluvia como atestigua el reportaje gráfico que acompaña el post- he visto la película de Hannah Arendt.

Arendt fué una filósofa judío-alemana discípula de Heidegger, que trabajó como periodista en el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, conocida por “la solución final” donde se enviaron a los campos de exterminio a miles de judíos.

En este juicio sobre Eichmann, Hannah Arendt acuñó la expresión «banalidad del mal» para expresar que algunos individuos – como el propio Eichmann- actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos. No se preocupan por las consecuencias de sus actos y sólo por el cumplimiento de las órdenes son capaces de atrocidades que corresponderían a una mente perversa o perturbada. Explica Arendt que dentro de un “sistema” es muy fácil cometer atrocidades sin “ser atroz”.

Arendt dice en la película que el mayor mal de este siglo está en ese “no pensar” y actuar siguiendo órdenes sin tomar conciencia sobre los resultados de las acciones propias. Por lo tanto sin asumir responsabilidades sobre los propios actos.

La peli me dejó “tocada”. Creo que este es el mal que nos está devorando aún en la actualidad.

Primavera (4)

Sin pretender hacer filosofía o una descripción sociológica profunda de la actualidad, yo diría que muchas veces -nos pasa a todos o a la mayoría- como vivimos dentro de un sistema civil, económico, educativo, etc., efectivamente, no pensamos en los porqués y consecuencias de muchas de nuestras actuaciones y añadiría que siguiendo modas o modos políticamente correctos hacemos o decimos lo que todos hacen o dicen.

La banalidad de mal sigue basándose en no reflexionar sobre lo que hacemos “porque siempre se ha hecho así” o “así lo hacen todos” y ni siquiera nos planteamos que podríamos hacer mucho mayor bien haciendo las cosas de otra manera.

Y claro, esto me lo llevo yo al campo educativo, que es en el que respiro, vivo y me muevo.

Si no pensamos a fondo, repensamos, lo que estamos haciendo en cada centro educativo con los niños y chavales que educamos, podemos estar banalmente, a tontas y a locas, haciéndoles un mal.

Lo malo, es que para pensar a fondo hace falta TIEMPO. Y este es un recurso aún más escaso que el dinero en el sector de la educación.

Bueno, el tiempo también es dinero, y como el tiempo para reflexionar no ofrece una “producción visible” a corto plazo, no se ve prioritario.

Los profesores sobrecargados a veces, otras mal organizados, otras no concienciados, no disponen de tiempo para reflexionar sobre su tarea.

Y si no nos da tiempo a pensar… ¡que salten las alarmas!!

Primavera (5)

En el anterior post un comentario me traía de nuevo esta reflexión a un primer plano: los profesores necesitamos tiempo para pensar: para incorporar las innovaciones, para entender qué queremos “sacar” de ellas, para ver si las estamos aplicando en el sentido correcto para obtener el fruto que se quiere de cada metodología.

Como colegio necesitamos pensar si la educación que ofrecemos va encaminada a dotar a los alumnos de competencias que le sirvan para su viaje de la vida o si funcionamos a golpe de PAAU, CDI, prueba de 6º y de 3º…

Como acabo de releer el libro de Stephen Covey “Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas” y creo que merece la pena releerlo y que está 100% vigente, voy a usar sus 7 recomendaciones o estrategias para proponer unas pautas para comenzar a pensar.

Para hacer un repaso rápido puedes ver este video. Está en inglés, pero puedes activar los subtítulos de YouTube en… inglés 😉

HÁBITO 1: SÉ PROACTIVO
La queja, el lamento, además de estéril, es una excusa para no hacer nada. No nos quejemos y propongamos unos tiempos en las reuniones de etapa, de departamentos, de curso, en los que los profesores nos paremos a reflexionar. Deberíamos dedicar al menos una hora de reflexión en equipo (etapa, departamento, …) cada semana. Y para pensar, hacernos preguntas. ¿Sabemos cómo queremos que sea el alumno egresado de nuestro colegio? ¿Lo que hago en clase se encamina hacia eso? ¿Qué cosas de las que hacemos sirven y cuáles no? ¿Tenemos que cambiar algo? ¿Cómo? ¿Por dónde empezamos? ¿A quién pedimos ayuda? Lo mejor para pensar es formularse preguntas. Y las mejores preguntas son aquellas que no querríamos que nadie nos hiciera y menos aún en voz alta. Atrévete. Atreveros a haceros preguntas inconfesables como ¿Para qué hago esto y esto? ¿Para qué sirve o cuál es su objetivo o finalidad?

HÁBITO 2: COMIENZA CON EL FIN EN LA MENTE
Ya lo he dicho arriba, ¿Qué modelo de alumno pretendemos egresar de este colegio? ¿Qué les ofrecemos de verdad a los padres y a los alumnos? ¿Es verdad todo lo que digo de mi colegio en la web, folletos, etc? O es palabrería de marketing. ¿Cuál es de verdad mi oferta. Mi ventaja competitiva?

HÁBITO 3: PON LO IMPORTANTE PRIMERO
 Si, ya sé que las pruebas externas son el enemigo número uno de una enseñanza de calidad. Así que atrévete a poner lo primero la educación del alumno. La educación integral, en competencias, personalizada. Que no podemos decir que lo importante es educar íntegramente y luego sólo dar una nota por asignatura….

HÁBITO 4: PIENSA SIEMPRE EN ESTRATEGIA GANAR-GANAR
La colaboración entre alumnos y de estos con los profesores y de los profesores entre si es una estrategia ganar-ganar. La introducción del aprendizaje cooperativo, de las inteligencias múltiples, de las herramientas de pensamiento, pero sobre todo de un lenguaje positivo y posibilista y un feedback concreto, completo, que sea no sólo sobre los ámbitos de mejora sino también sobre los puntos positivos, abre todas las puertas al ganar-ganar. Ganamos todos en tiempo, aprendizaje, alegría, … ¿cómo es tu lenguaje con tus alumnos? ¿Dónde están las energías de la clase?…

HÁBITO 5: BUSCA PRIMERO ENTENDER PARA LUEGO SER ENTENDIDO
Padres y profesores están llamados a entenderse y a trabajar en conjunto para que el resultado de la educación sea armónico. Esto requiere un trabajo de tutoría serio y profesional y no “intuitivo”. Esto requiere que los padres vean al profesor como un profesional competente al que se le da el merecido respeto y que cada profesor vea a cada familia como el eje de nuestro alumno. ¿Cómo son mis tutorías? ¿Trabajamos el desarrollo de los alumnos coordinados con los padres? Esto no quiere decir que los padres opinen sobre metodología o contenidos –no es su ámbito de competencia- sino sobre su hijo: dónde le aprieta el zapato, dónde hay que afinar una cuerda y donde hay un robusto pilar sobre el que construir otras competencias…

HÁBITO 6: BUSCA SINERGIAS
No estamos solos. Hay otros colegios como tu caminando hacia la excelencia. Aprende de los mejores. Copia sin disimulo. Comparte. Colabora con otros. Tráete a los padres de tus alumnos al aula o que os inviten a ver “la realidad” de la calle. Y piensa ¿Qué me pierdo si no colaboro con otros centros educativos? ¿Qué me pierdo si desaprovecho el potencial de los padres?

HÁBITO 7: AFILA EL HACHA.
Formación, formación, formación. ¿Lo he dicho ya? FORMACIÓN. Constante y permanente. El profesor debe estar siempre aprendiendo con humildad y constancia. Sobre el ser humano, una verdadera antropología y un conocimiento profundo de los periodos madurativos de los alumnos según edad y sexo, sobre nuevas tendencias de metodologías, sobre experiencias en otros colegios,… Piensa ¿Cuándo fue el último curso al que asistí? ¿Qué partido saqué a lo que allí aprendí, vi o escuché? ¿Leo libros, revistas o artículos sobre educación, la materia que imparto, la organización de las clases, habilidades docentes…? ¿Asisto a congresos, cursos, eventos educativos? ¿Regreso siempre diciendo que todo es muy interesante pero para otros o intento aplicar algo de lo que veo?

Hasta aquí mis propuestas para pensar. Pero si tenéis un ratito más para seguir pensando y descubrir de lo que somos capaces los hombres con esta “banalidad del mal” os recomiendo que investiguéis (“googeleéis”) “El experimento de Milgram” de psicología social que hizo en la universidad de Yale.

¿Qué no quieres caer en “la banalidad del mal”? PIENSA.

Elena Jiménez-Arellano

Fotos: Chituca.

One thought on “La banalidad del mal

  1. Felicidades por la entrada. Muy positiva, animante y sugerente.
    Por simplificar un poco, si hacemos pensar a los alumnos es porque estaremos nosotros pensando. El problema es que nos falta tiempo o nos faltan retos y ganas de no hacer lo de siempre. En el fondo, esos profesores no están disfrutando con lo que hacen si están haciendo lo de siempre.
    Hay que dar la vuelta a la clase, hay que darles retos, proyectos, problemas…
    Los profesores a veces seguimos cayendo el lo de siempre, evaluar los contenidos. Con unos exámenes rancios, repetitivos, mecánicos, etc. Y nos olvidamos que tenemos que evaluar competencias y por tanto trabajarlas…Todo un reto.
    Mis experiencias por ejemplo haciendo una olimpiada matemática, unas jornadas de Cervantes, de grandes investigadores…son continuos retos, atractivos para que se pongan a investigar, a estudiar, a presentar en público el trabajo…
    Que ellos sepan antes de…cuál es la rúbrica de lo que les vamos a evaluar me está dando muy buenos resultados.

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