MEJOR RETOS QUE DEBERES. La R.A.E define Marciano así: “Habitante del planeta Marte”.

Cuando el astronauta Mark Watney -el de la película basada en el libro “El Marciano”- se queda atrapado en ese planeta y tiene que sobrevivir allí durante 1412 “soles” marcianos y hace un cultivo de patatas, coloniza marte y adquiere de inmediato la ciudadanía y el título de MARCIANO.

No he visto la película, he leído el libro. Me ha cautivado por dos cosas, la primera el protagonista: su sentido del humor, su carácter tenaz, inasequible al desaliento, sus competencias combinación de unos amplios y profundos conocimientos y un duro entrenamiento[1]. El segundo aspecto del libro que me ha tenido muy entretenida ha sido el comprobar la veracidad de los cálculos matemáticos, las actividades botánicas y las reacciones químicas que opera el protagonista en sus actividades de supervivencia[2].

En seguida he pensado: ¡vaya material para hacer un proyecto entre los profesores de física, química, geología, botánica y matemáticas[3]!

marciano peli

Me he imaginado a los alumnos de secundaria entretenidos en lo mismo que yo: en comprobar si los cálculos realizados para aumentar el rendimiento del campo de patatas eran reales y veraces. Haciendo eso he tenido que repasar botánica, biología, mates,… Y me lo he pasado bomba. No es lo mismo que el profe te diga: “imagínate un campo de patatas que produce 12 kg de patatas cada cosecha y calcula… “, que plantearte un caso real de supervivencia para el que necesitas que el campo de patatas aumente su rendimiento o morirás de hambre por falta de calorías antes de que llegue a Marte la misión de rescate.

Lo primero es un tostón, porque no me interesan las patatas y tampoco me interesa saber cuánto más ganaré si aumento la producción un 30% con un 20% de aumento de los costes. No me interesa. Prefiero ver la serie de por las tardes.

Lo segundo es un reto: tengo un tipo en Marte –podría ser yo, es lo que tienen las novelas, que te metes dentro y te haces protagonista- que como no le solucione el problema de cómo producir agua para su cosecha de patatas usando reacciones químicas y los elementos que tiene a mano, se me muere y se acaba la peli.

¡Marciano, sí! El marciano le da material a un montón de profesores de distintas asignaturas para involucrar a sus alumnos en un aprendizaje activo, contextualizado (aunque sea en Marte) y significativo.

¡Deberes no! Definitivamente y a pesar de la oposición de sabios y sesudos profesores ¡Voto por acabar con los deberes!

Puede parecer una terquedad mía -fruto de la parte aragonesa de mi ADN- el oponerme incluso a los miembros de mi equipo, pero cada vez tengo más razones para sumarme al NO-MAS-DEBERES.

La primera es que me acabo de ganar el amor inmediato de los pobrecitos estudiantes de primaria y secundaria, de sus sufridas madres y padres que ejercen de profesores particulares y maestros de todas las ciencias (conozco a muchas madres que han cursado ¡y aprobado! primaria y secundaria completas dos y tres veces!) de cientos de profesores que ya no tendrán que corregir deberes!

Andaba necesitada de aprecio y este es un buen modo de que a uno le quieran 😉

Mi “No a los deberes” no es un arrebato, no es un cúmulo de razones sentimentales como “¡qué pena, pobres niños!” O como decía más arriba: “quiero que me quieran”. El no a los deberes lo baso en una propuesta seria y argumentada.

La razón de ser de los deberes hasta ahora 
se debía a que con la metodología que existía en el aula –la clase magistral donde el profesor habla frente a un grupo de alumnos pasivos que a lo mejor toman pobres apuntes de sus palabras y a lo peor subrayan el libro- era necesario un trabajo personal del alumno que le permitiera interiorizar los contenidos que ese día se habían explicado en clase.

Antes los deberes eran necesarios. Al llegar a casa uno se enfrentaba a una serie de ejercicios que le servían para aplicar la teoría escuchada. A veces éramos afortunados porque en clase había dado tiempo de hacer un ejemplo del tipo de análisis sintáctico que esperaba el profesor, o de la formulación en química, y además de extraer conocimiento de la teoría del libro o de los pobres apuntes que tomábamos, podíamos extrapolar del ejemplo.

“Fijan y asientan las materias, crean hábitos de trabajo y estimulan el aprendizaje” es el argumento de los que quieren mantener los deberes. Argumento que quiero desmantelar en sus tres afirmaciones a la vez que proporciono datos empíricos de las ventajas de NO hacer deberes.

DESARTICULANDO EL ARGUMENTO 1: Los deberes fijan y asientan las materias

El estudio sí que fija y asienta el conocimiento, los deberes no. Los deberes no dan feedback inmediato, los hacemos en casa por la tarde y a lo largo del día siguiente o dos días después, se corrigen en clase –si tenemos suerte- o los corrige el profesor y nos los devuelve otro día después. En este proceso, si teníamos algún concepto erróneo, ha quedado fijado en nuestra mente todo ese tiempo.

Y cuando llega el feedback, es decir la corrección, a veces no le hacemos ni caso porque lo que nos importa es la nota. Podría hablar mejor de algunas herramientas informáticas que permiten ejercitarse en habilidades matemáticas o de formulación química que al corregir los resultados en el acto facilitan un aprendizaje verdadero. Pero este no suele ser el caso cuando se habla de “deberes” y además no se puede hacer con todas las asignaturas: lectura, caligrafía, comentario de texto, ni con todas las competencias que un alumno debe desarrollar.

deberes

(Esta imagen se la debo al FB de Cesar Bona)

En cambio, cuando se imparten las clases con una metodología cooperativa, el alumno no solo recibe el feedback inmediato sino que repite varias veces el concepto correcto y por distintas vías: vista, oído, lo habla, lo pregunta, lo reelabora, lo pinta… Con esta metodología -que es la que propone la LOMCE[4], no hacen falta deberes. Porque los deberes se hacen en clase y el aprendizaje se hace en clase. Se evita la ruptura de enseñanza-aprendizaje que con el método tradicional se dividía en dos: la enseñanza en clase, el aprendizaje en casa.

No hacen falta deberes. Sí hace falta estudio. Y este estudio cambia también respecto al estudio que se hacía antes para un examen: ahora existe una razón diaria, unas ganas, un “me apetece”, para profundizar en el conocimiento de lo trabajado en clase porque se ha desarrollado ya un interés (motivación) y se ha puesto en marcha un proyecto.

DESARTICULANDO EL ARGUMENTO 2: Los deberes crean hábitos de trabajo

Los alumnos y alumnas pasan en el colegio al menos ocho horas cada día. De esas, al menos seis son clases. ¿Son insuficientes ocho horas de trabajo para adquirir un hábito de trabajo? ¿Qué hacemos los profesores en esas ocho o seis horas que no somos capaces de hacer que nuestros alumnos adquieran un hábito de trabajo?

A ver qué opináis de este video que ha circulado por las redes estos últimos días:

Sí, ya lo sé, soy una spoiler de videos.

¿No piensan que ocho horas al día dan de sobra para inculcar este hábito? Además de muchos otros acordes a su edad: orden, sinceridad, compañerismo, esfuerzo, responsabilidad, etc.

Si un niño debe añadir a esas ocho horas de trabajo en el colegio otras tres más de deberes estamos incurriendo en muchos errores: sobre agotamiento y falta de espacio para el tiempo libre: que educa porque permite ELEGIR que se va a hacer con ese tiempo: actividad extraescolar, leer, pensar, aburrirse…

Y quiero comentar además un fenómeno reciente – es de hace 20 años, es decir, una generación- que consiste en que ahora, los deberes y el estudio de las materias por algún extraño motivo requiere que sean supervisados, revisados, repasados y corregidos por alguno de los progenitores de nuestro alumno.

¿Es que los niños son más tontos? Yo creo que no, que en todo caso con más listos: comen mejor (danoninos, cereales con-de-todo, …), viven mejor (ahora llevan cinturón de seguridad y no chupan de las botellas…  ), están más sanos (hacen karate en vez de darse patadas en el recreo…)

¿Es que las materias son más difíciles o amplias? Todo lo contrario: cada vez los contenidos de estudio se reducen más y más.

Manolito gafotas
Entonces ¿cuál es la causa de este fenómeno? Pues mi explicación es a lo Manolito Gafotas: científicos de todo el mundo se han reunido para estudiarlo… y no encuentran respuesta.

Vamos, que los deberes en quien de verdad crean hábitos de trabajo INTENSO es en los progenitores.

Y lo malo es el efecto que produce en madres e hijos: las madres ejercen de profesoras (era una de las pocas profesiones que no tenían en mi época, donde ya eran chóferes, cocineras, enfermeras, solucionadoras, modistas, estilistas….) con la consecuente tensión en la vida familiar: añade a la lucha por el orden, digamos con la ropa, la lucha por terminar los deberes de cono o science. Una hija adolescente que antes solo quería evitar a su madre al salir de casa vestida a su manera, ahora la quiere evitar a todas horas para no tener que oir ¿Acabaste con los deberes? ¿Me los enseñas???

Kelvin2

DESARTICULANDO EL ARGUMENTO 3: Los deberes estimulan el aprendizaje.

El aprendizaje se estimula por el interés y la curiosidad, elementos ambos de los que carecen los deberes por naturaleza.

Más aún cuando tras 8 horas de trabajo sentado y en silencio (más o menos ) llegan a casa y deben pasarse otras 3 horas extra en esa extraña situación (extraña para cualquiera entre 3 y 18 años)

Un tweet que leí hace poco lo resume muy bien: “Los padres pasamos los primeros 2 años de la vida de nuestros hijos enseñándoles a andar y a hablar para pasarnos luego unos 15 años más diciéndoles que se estén quietos y que se callen”

En cambio, al llegar a casa hay otras actividades que sí que estimulan el aprendizaje: las extraescolares elegidas (subrayo lo de elegidas por el propio niño o adolescente y subrayo que no sean excesivas), la ayuda en casa preparando la cena, cuidando hermanos, investigando por su cuenta en el parque o en jardín, …Leyendo novelas!!! Si, novelones!! Y cuentos!!

“Quizá tenemos miedo de que los niños no sepan qué hacer con su tiempo libre si no tienen la tarde ocupada. Olvidamos lo que toda la psicología del desarrollo infantil ha revelado a lo largo del siglo XX: los niños tienen unas necesidades de juego y exploración que no solo son vitales para su crecimiento personal equilibrado, sino también para su aprendizaje. Y con la cantidad de deberes que muchos llevan a casa a diario no tienen tiempo para ello. ¿Cuál es el coste? El futuro nos lo dirá. Pero la depresión infantil, la obesidad epidémica y el elevado fracaso escolar son indicadores a tener en cuenta.

Propuesta

Durante la primera infancia y antes de adquirir el dominio de la lectura y la escritura los niños aprenden jugando, porque para ellos es más que un juego: éste es expresión de lo que son y de su forma de ver el mundo y sus experiencias. Después es muy fácil motivar la investigación en libros, con experimentos, trabajo en grupo y usando las TIC. Cualquier cosa es posible con niños motivados y que mantienen vivo su estado natural, la esencia del ser humano, que es aprender y comprender, inventar y crecer.[5]

Y en la adolescencia, es mucho más productivo que dediquen el tiempo en casa a hacer proyectos que les ilusione, actividades extraescolares acordes con sus gustos: deportivas, musicales, artísticas, etc. Es el momento de potenciar sus inteligencias múltiples.

Algunas personas que están de acuerdo en que los deberes actualmente no tienen sentido, los quieren quitar por real decreto[6]. Y eso no funciona. Es preciso que cambie la metodología hacia una metodología activa y contextualizada en la que se hace un aprendizaje significativo, esa metodología que ahora aconseja la ley[7]. Y por eso creo que la LOMCE tiene mucho valor educativo. Me gusta la LOMCE. No es una ley perfecta, porque aún tiene miedos y se apoya demasiado en la anterior, pero aporta elementos muy interesantes que permitirán la implantación de esas metodologías activas que, entre otros cambios, aportarán el final de los deberes. Bueno, solo para valientes. Algunos seguirán agarrados a los restos del naufragio.

Elena Jiménez-Arellano Larrea


[1] Pase lo que pase, Decidle al mundo, decidle a mi familia, que nunca dejé de intentar volver a casa.” Dice Mark Watney en “El Marciano”

 

[2] Voy a tener que recurrir a la ciencia para no cagarla”. Dice Mark Watney en “El Marciano”

 

[3] “Mi vida dependía de unos cálculos que había hecho, si se me había pasado un signo o había sumado dos números mal, podía no despertar nunca” Dice Mark Watney en “El Marciano”

[4] Orden ECD/65/2015 de 21 de enero. BOE del 29 de enero de 2015

[5] Mª Pilar Gómez. Crianza en familia.

[7] Orden ECD/65/2015 de 21 de enero. BOE del 29 de enero de 2015

6 thoughts on “Marciano sí. Deberes no.

  1. Me ha encantado, me he sentido identificada con esas madres que han ejercido de profesoras y han cursado de nuevo con sus hijos primaria y secundaria.
    Con esta forma de participación de los alumnos en clase, implica más trabajo para los profesores que deben dejar de lado sus clases magistrales, les hace más creativos y seguro habría menos depresiones por hastío después de años y años repitiendo lo mismo, solo salvados cuando la editorial decide cambiar de libros.

  2. Buenísimo el artículo, Elena.
    Pero te voy a dar un poco de caña…

    1. El problema de muchos padres que hacen los deberes con los hijos es que acaban haciendo los deberes de los hijos. También son muchos los padres que pasan olímpicamente.
    2. Las 6 clases diarias incluyen música, pintura, deporte, etc. El cole no tiene nada que ver con 8 horas de duro trabajo.
    3. Tres meses de verano sin hacer nada y cualquier hábito de trabajo se va al carajo. Y las tablas de multiplicar se olvidan. Un poco trabajo al día, un poco de orden en verano, es sanísimo.
    4. Los niños tienen ahora mil actividades extraescolares que nosotros no tuvimos.
    5. Un profesor que haga trabajar a toda la clase (a toda, eh!) llena de emoción por plantar patatas en Marte un día, y por analizar los textos de los wasap de los terroristas de ISIS otro día, seguro que consigue que sus alumnos aprendan mucho en clase y no necesiten deberes. Pero eso no es un profesor, es superman, y superman no existe.
    6. Etc. etc.

    Elena, no tienes que convencer a nadie. Todos sabemos que a un niño o a un adulto motivado no hay quien lo pare. El problema está en cómo motivarnos. Ninguna ley conseguirá hacerlo. Y el marciano que a ti te engancha, a mí me aburre profundamente. Pero quizá me enganche dentro de dos años! No me digas que motive a la gente: dime cómo motivarla.

    Y que no se nos olvide que, al final, en esta vida hay que hacer muchas cosas sin motivación, no podemos esperar a que nos llegue. Y eso también hay que aprenderlo/enseñarlo.

    1. Gracias KOL por los comentarios tan detallados, me permite seguir pedaleando sobre el tema.
      1. Sí, estos son dos errores educativos -suplantar o pasar- que comenten los padres que ya no podrán cometer cuando se supriman los deberes. ¡que bueno! 😉
      2. ¿Que música, deporte y artística no son un trabajo??? Estoooo, no sé que opinarán los deportistas, músicos y artistas. Aún estás imbuido en las “antiguas artes” por las que en el cole hay asignaturas y “marías”… KOL, ahora mas que nunca que se enseña por competencias e inteligencias múltiples, esas materias juegan un papel fundamental en el desarrollo/trabajo del alumno.
      3. ¡Ay el verano! Es cierto hay que mantener la neurona despierta y los conocimientos hay que refrescarlos. Del verano no hablaba en concreto en este post. ya le dedicaré uno enterito. Pero sí, tienes razón.
      4. “Los niños tienen mil actividades extraescolares”. Ojalá fueran todos y ojalá fueran actividades escogidas por ellos. Si por esas actividades desarrollas nuevas competencias e inteligencias ¡bienvenidas sean!
      5. Del profesor super-héroe ya hablé en otro post. Y sí: existen!! es más: todos deben serlo.
      6. ¿Motivar? Yo aprendí de Perez-López en el IESE que motivar solo lo puede hacer uno a uno mismo. Desde fuera sólo se puede mostrar la ATRACTIVIDAD de la actividad, tarea, etc. Y esta es la misión de padres, jefes y profes: hacer -a modo super héroe- super apetecible e interesante, despertando al curiosidad, cualquier asignatura y materia. Y para eso están las nuevas metodologías contextualizadas, activas y significativas.

  3. Elena,
    Me ha gustado la entrada del blog. desarrollas las razones para cargarse los deberes con cierta profundidad pero…te dejas el problema a medias. Si no hay algún tipo de deberes ocurre que los padres (que estén en casa por la tarde) se ponen nerviosos, los niños se aburren, cogen la play o la wii o el móvil y pasan toda la tarde delante de la pantalla. Los afortunados irán a judo, piano, alemán o ruso, etc.
    Es cierto, no tiene sentido los deberes a la vieja usanza pero el alumno puede hacer muchas cosas pero hay que dirigirle: investiga en internet, costruye con palillos tal o cual, haz…, experimenta… Y nuestros alumnos, por desgracias, no harán esto con todas las otras posibilidades que hay.
    Deberes sí, pero de otro estilo. Y para que nadie de ponga nervioso les podemos llamar: “retos, concursos, investigaciones infantiles…” en la que ellos desarrollen alguna competencia que no se ha podido hacer en clase por las razones que sean.

    1. Borja, gracias por tus comentarios. Aquí algunas ideas a modo de reflexión sobre los mismos.
      A.- Me parece bien que los alumnos tengan algunos proyectos que hacer en casa siempre que:
      1. No comprometa el tiempo de los padres.
      2. El proyecto o tarea no requiera un feedback inmediato para el aprendizaje
      3. No ocupe al alumno nunca más de un cuarto del tiempo que tiene ese alumno disponible por la tarde. Esto ya es un lío en si mimso, pues cada niño tiene disponible un tiempo distinto en función de otras tareas, actividades, transporte, etc.
      B.- Los deberes no impiden/evitan el uso de la Play. Esa educación la tiene que hacer los padres de otra manera. lo contaré en otro post.
      C.- ¿¿¡¡Que los padres se ponen nerviosos si sus hijos están en casa sin hacer deberes??!! Bueno, ellos son los primeros educadores: que les propongan libros interesantes, jugar con los vecinos en la calle, montar en bici, jugar al parchís con la vecina anciana del 3º, coser vestiditos a las muñecas, hacer un safari por el pasillo de su casa con todos los animales y madelman que tienen… Vamos, que creo que si un padre viene al cole diciendo eso, yo me pondría “mode-coach” y le parafrasearía su afirmaciójn “¿Que te pones nervioso si tu hijo no tiene NADA que hacer?” A ver qué responden y que propuestas tienen ELLOS para solucionar eso.

  4. Genial la entrada y muy interesante la discusión. Cambiar las cosas es esfuerzo de todos, y en este caso no va a ser menos. Son muchos los deberes, sin duda, pero los padres deben también aprender a que sea responsabilidad de los hijos. Cuando un padre hace el ejercicio de manualidades al hijo poniendo cualquier escusa, ya estamos perdidos!!!!!

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