SÉ POSITIVO, SALDRÁS GANANDO

La comida de domingo ha sido muy acalorada. Ante la retahíla de noticias negativas, pesimistas y tristes que mis veneradas tías exponían haciendo un resumen de la semana, del mes y del año, me he rebelado. Y he hecho un precioso discurso de lo importante que es que los españoles diéramos un vuelco a un españolismo que tenemos metido hasta los tuétanos que consiste en hablar siempre mal de nuestro país, de nuestras instituciones y de la actual situación.

Y me lamento, ¿es esto de verdad parte de nuestra cultura? ¿es esto un españolismo cultural? Me gustaría decir que no, que eso no forma parte de nuestra cultura, que como define Javier Gomá [1] es “universo de ideales colectivos que cohesionan una sociedad y que cada generación debe transmitir a la siguiente”.

No sé si será cultura, lo que sí que es cierto es que lo veo reflejado en todos los niveles: en mis alumnos españoles, en parte de mi familia, en algunas de mis amistades. Porque acabado mi ardoroso discurso de lo importante que es ser positivo, ver lo bueno de nuestro país, de ver lo positivo de nuestra situación actual y de nuestras instituciones y avanzar hacia adelante, una de mis tías remacha: “pero la verdad es que hay mucho paro”.

Casi me pongo a llorar. El problema del paro es muy doloroso y afecta muy hondamente a las personas y a sus familias. Lo puedo decir, estoy tratando de salir de él. Pero el problema que tenemos en España es que siempre miramos a la mitad vacía de la botella, sin darnos cuenta que de este modo miramos al pasado y no al futuro.

gintonic en jardin2

Mirar a la mitad vacía no beneficia a nadie, gin-tonics bebidos en vez de gin-tonics por beber, porque no mueve a la acción reparadora, sino a la inacción, la queja y la tristeza.

Mirando en cambio a la mitad llena puedo  decir: “me da para tomar unos cuantos gin and tonics con amigos”. Y con esa alegría en el corazón emprender las acciones que con la losa de la negatividad sobre el corazón nos resulta imposible.

Las emociones son ciertamente libres, y cuando aparecen nos impulsan a actuar de una determinada manera.

La pena, la emoción negativa de “yo no puedo”, “esto no hay quien lo cambie”, “ufff qué difícil” nos paraliza, ciega la creatividad, nos añade kilos a las piernas impidiendo el movimiento.

Y desde luego es una posición buenísima para los perezosos: si algo es imposible ¿porqué he de molestarme en moverme para cambiar nada?. Con una actitud pesimista uno se protege del dolor del esfuerzo y de la lucha y sobre todo de los posibles fracasos.

En cambio una actitud positiva de “yo puedo” y “es posible” exige ponerse en camino para alcanzar esa posibilidad. Es una posición incómoda.

Es la posición hacia los grandes horizontes lejanos, hacia lo imposible, hacia el infinito y más allá. Y requiere salir a romperse la cara. Yo entiendo que a algunos les pille cansados. Pero a esos cansados le pido silencio. Silencio y mirada aprobatoria para esos que quieren lanzarse a disfrutar de la mitad llena de la botella de ginebra.

Y porque las emociones nos facilitan o dificultan para la acción debemos de gestionarlas. Si quiero hacer algo por mi, por mi familia, por mi ciudad, por mi país, debo ahogar las emociones negativas en un mar de emociones positivas.

Pero ¿cómo se hace esto?. Una vez oí a  Carlos Andreu decir que las emociones negativas pueden durar hasta 5 horas si no hacemos algo para salir de ellas, mientras que el influjo de las emociones positivas dura  sólo 2 horas.

Entonces: tenemos que romperle el saque a la emoción negativa. Hay muchas herramientas para ello: hacer ejercicio o deporte, pasear al aire libre, tomarse una caña con los amigos, celebrarlo todo, pero sobre todo, prestar atención a nuestras palabras, al tono de nuestras conversaciones.

Ayer, me acuso, ví la última peli de Harry Potter (Harry entra dentro de mis héroes de ropas destrozadas, que genera las habilidades que requiere su misión a fuerza de luchar por el éxito de la misma y de dejarse la vida por el camino). En esa película, Dumbledore le dice a Harry:

Siempre me he jactado de mi habilidad para jugar con las frases, las palabras son, en mi no tan humilde opinión, nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infligir daño,… y de remediarlo.

Escalada Cris
¡Usemos las palabras! Usemos su inagotable fuente de magia. Mantengamos conversaciones positivas, optimistas.

Habrá veces que el tema no lo permite, entonces calla, calla y cambia de tema. La conversación negativa es como tirarse por un tobogán: fácil y cada vez más rápido.

Tener conversaciones positivas, buscar temas de conversación positivos, cosas bonitas que decir de las personas, se parece más a una escalada: hay que ir buscando los salientes a los que agarrarse, pero el nivel de adrenalina es mayor al final.

Como decía el entrenador del Barça, Van Gaal: “siempre positivo, nunca negativo”. (Lo siento papá, no he encontrado una frase tan ad-hoc de un entrenador del Madrid)

Siendo positivos las dificultades son las mismas, pero se ven como retos, no como problemas y las cosas fluyen mejor.

Y me diréis: “¡Claro, con media botella de ginebra en el cuerpo todo se ve de color de rosa!” Y yo os diré: no me he bebido media botella, sólo una copa. El resto, mis amigos, mientras charlábamos de lo bella que es la vida, y de cómo vamos a mejorarla.

Elena Jiménez-Arellano Larrea

[1] “Razón Portería” Ed. Galaxia Gutemberg 2014. Javier Gomá.

[2] La foto es de mi amiga Cristina aprendiendo la escalada nada menos que en la Universidad de Macao. China.

3 thoughts on “Media botella de ginebra me da…para un gin-tonic con 5 amigos

  1. Pero para lograr los grandes hechos de la historia se necesita el esfuerzo coordinado de un equipo. Este esfuerzo unido a la genialidad individual es el q mueve montañas.

  2. Me gustaría aprovechar para comentar lo “tristones” que somos a veces los hispanos. En concreto ejercemos muy poco de Hispanos: con la ROJA, con la ÑBA, con Nadal…y poquito más.
    En este campo los yankis, los gabachos, los guiris…nos dan mil vueltas. Defienden lo suyo como podíamos hacerlo en pleno siglo de Oro, en pleno descubrimiento de las américas, en plena batalla con los tercios de flandes.
    Sí, otro gallo nos cantaría si dejásemos de ser esos tristones, nos tomásemos más gin tonic con los amigos y defendamos con orgullo todo lo que es nuestro, que es mucho para envidia de los demás.

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