La Feria del Libro y el kitesurf.

PENSAR Y ARRIESGARSE: INGREDIENTES PARA LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA

Acabo de darme un atracón de lectura del puñado de libros que me compré en la Feria del Libro. Leer es inspirador. Ir a la feria del libro con dinero, peligroso.

He comprado novelas, libros sobre educación y tentada he estado de comprar unos cuantos de excursiones por la sierra de Madrid, os lo digo: la feria del libro es peligrosa.

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La poción mágica de Panoramix.

LA MISIÓN, VISIÓN Y VALORES LLEVAN AL LOGRO.

 “Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor.”

Así dan comienzo todos los libros de las aventuras de Astérix en los que los irreductibles galos resisten gracias a la poción mágica que les prepara su druida Panoramix. Esa poción es su secreto y aquí, en ITEM, hemos descubierto su fórmula.

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¡A mí, que me motiven!

Como el antiguo grito de ¡A mí la Guardia!, cada día es más frecuente oír: “¡A mí, que me motiven!”. También se escucha: “No hago tal, porque el profesor/padre/jefe no me motiva”.  Pero yo repito una y otra vez: el verbo motivar sólo existe como acción interior: “estar motivado” y nunca como acción hacia el exterior: “motivar a alguien”.

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¿Educación on-line o educación off-line?

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Hace poco me explicaban con mucho detalle, en un colegio, los motivos por los cuales no se usaban ordenadores en las clases, ni tampoco se enseñaba a usarlos.

La segunda parte la entendí muy bien: los alumnos prácticamente saben más que el profesor de muchas cosas: hacen sus webs y blogs, se mueven con soltura por las redes sociales, manejan los programas de presentaciones como nadie, los editores de texto y las hojas de cálculo no tienen secretos para ellos. ¿Para qué invertir un tiempo en enseñarles algo que ya saben?

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Si, otro blog… ¡pero pretendo ser muy interesante!

Me enganché a twitter por culpa de una amiga que me inició un verano. Comencé siguiendo a un grupo de gente que decía cosas muy interesantes, con algunos coincidía en el planteamiento y con otros no. Con estos últimos mantengo discusiones tuiteras fascinantes pues me obliga a reducir mi pensamiento a 140 caracteres. ¡Sintetizar! ¡Qué arte! Con los primeros, en cambio, aprendí a retuitear y llegué a escribir “para que pensar un tuit si retuiteando unos cuantos me siento como si lo hubiera pensado todo yo sola”.

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