LA MISIÓN, VISIÓN Y VALORES LLEVAN AL LOGRO.
“Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor.”
Así dan comienzo todos los libros de las aventuras de Astérix en los que los irreductibles galos resisten gracias a la poción mágica que les prepara su druida Panoramix. Esa poción es su secreto y aquí, en ITEM, hemos descubierto su fórmula.
Y hoy revelaré cuáles son los ingredientes precisos para que un colegio culmine cada proyecto celebrando una gran fiesta como esta:
Me da pié para comenzar con los ingredientes de la poción invencible este[1] artículo de Esperanza Aguirre donde elabora una distinción entre instruir y educar y a quién compete cada una de estas acciones, muy útil para explicar que la transmisión de valores, la concepción del mundo y la educación moral corresponde a los padres y no al Estado, pero escasa a la hora de definir las tareas de un colegio.
No existe el colegio “aséptico” que sólo instruye. Es más, no debería existir. Porque gran parte de la riqueza que se aprende durante los años escolares no es sólo la lista de las cordilleras asiáticas, o las derivadas, ni siquiera la lista de autores de la generación del 98. La riqueza que nos deberían aportar los años escolares debería ser el amor por aprender todo eso y el conocimiento que de mí y de los otros obtengo.
Cito a Javier Gomá (al que recomiendo leer en directo) en su libro “Razón Portería”
Si, amor: amor por las disciplinas mucho más que conocimiento positivo de ellas. Durante los años escolares no hay tiempo para que el pupilo asimile siquiera los rudimentos de literatura, lengua, matemáticas o física, pero si ha “aprendido a aprender” enamorándose de esas asignaturas, dispondrá del resto de su vida, y en particular de los años universitarios, para profundizar autónomamente en ellas.
La labor de un colegio se trata por tanto de “enseñar a amar”, de despertar la curiosidad por aprender, de levantar, sólo un poco, el velo del misterio, de enseñar el placer de aprender.
Y eso no se puede aprender asépticamente.
En mi colegio solíamos decir que “todo educa” desde el cuidado de las instalaciones, la pintura limpia de las aulas, el trato que nos damos entre los profesores, nuestro modo de atender a los alumnos, hasta el modo de vestir y de llevar el uniforme. Con todos esos comportamientos se está educando, se está dando importancia a valores como el respeto, el cuidado de las cosas de uso general, el orden, la lealtad, la sinceridad, la cordialidad, etc.
Esta Misión, Visión y valores, que cada colegio debe tener definido es fundamental. Primero para que los padres sepan qué colegio elegir y que conozcan las reglas del juego.
En segundo lugar, la Misión, Visión Valores, han de estar formulados de un modo muy claro para mover a toda la organización hacia la meta.
Cuando un colegio tiene esto claro, todo fluye con mayor facilidad, se establecen los planes estratégicos con coherencia y no se dan tumbos con las modas del momento. Si un colegio tiene clara su misión sabe a qué luz ha de analizar esas modas y descubrir las que le sirven y las que no. De este modo se evita cambiar de rumbo con proyectos variados que suponen mucho desgaste para los profesores y generalmente mucho dinero en inversiones poco eficientes.
Estoy abrumada de leer webs de colegios donde se habla de enseñanza personalizada, de inteligencias múltiples, inteligencia emocional, de educación en valores. Todos los colegios dicen lo mismo, parecería que comparten Misión. Pero paso luego a comprobar que ninguna de esas cosas se trabajan de un modo serio. He oído cosas como: “en mi colegio trabajamos las inteligencias múltiples pero sólo en el área lógico matemática”… sic.
Ningún viento es favorable cuando una organización no sabe a dónde va.
Y entonces pasa eso que dice Astérix: “Los jabalíes han comido porquerías” refiriéndose a que la caza está escasa, los jabalíes flacos… Cuando esto pasa: ni los profesores son buenos, ni las instalaciones suficientes, ni el equipo directivo adecuado… todos los vientos son malos.
Todo educa en un colegio. Y para tener las velas dispuestas a recoger los vientos que nos lleven a Lutecia 😉 solo hay una receta de la poción invencible: alineamiento con la misión, compromiso de toda la organización y objetivos estratégicos claros.
Por supuesto hace falta liderazgo: el druida que reparte la poción cuando es preciso, y tiempo. Las semillas plantadas hay que dejarlas crecer, y para eso, tiempo y supervisión del cumplimiento de las metas intermedias por si hiciera falta rectificar en algo el rumbo.
Siempre hay campo para mejorar a la hora de definir una misión que inspire y la estrategia adecuada para llevarla a cabo. En ITEM tenemos los mejores “inspiradores” para ayudarte a sacar brillo a tu misión.
Pues si que te ha inspirado el sol, la brisa (por no decir el frío) y la arena!!!.
Una reflexión; si hacemos una encuesta en la calle, ¿ cuantos padres sabrían decir cual es la visión y visión del colegio de sus hijos (excluyo los valores)? ……upssss igual pocos o ninguno, valoraron esos conceptos como criterio de selección del colegio, y si la cercanía…..
Me ha encantado, como de costumbre, aunque este articulo pueda parecer que esta mas orientado a profesionales de la educacion, me sirve para reflexionar si, como madre, he elegido el colegio correcto, glup, por suerte creo que si, claro que tuve una buena asesora 😉
Estoy de acuerdo: la educación, el aprendizaje en general, ha de ser amable, en toda la extensión de la palabra: afable y objeto de amor, es decir, se trata de conseguir que amen aprender, despertar su curiosidad, su inquietud por saber más … Ciertamente, el plan de estudios, por su constante cambio y su densidad, no hace fácil el objetivo, pero no se trata de alcanzar mínimos, sino de tratar de alcanzar la excelencia.
Pd: la frase de “los jabalíes han comido porquerías” es de Obélix, que trata de justificar su tripotera después de haberse comido tres bichos…