LA IMPORTANCIA DE APRECIAR EL VALOR DEL TRABAJO DURO DESDE PEQUEÑOS.
A algunos padres de hoy se les ha olvidado el principio básico de la educación: que se educa para la vida y para ser autónomos.
En el proceso de educación hay que ir dando a los hijos las herramientas para manejarse en el mundo permitiendo que desarrollen su personalidad, sus capacidades y habilidades al máximo conforme a su edad. Dudo que hasta aquí haya nadie que discrepe de esta “metodología” educativa. Siendo así, resulta que muchos padres no siguen este procedimiento y en cambio, a la salida del colegio, cargan con la mochila de su hijo al hombro.
Cuenta Malcolm Gladwell en su libro “Outliers, the story of success” [2] las condiciones para ser un fuera de serie, es decir, para ser de esas personas que son los mejores de su categoría y sobresalen de sus iguales de profesión -esos que aparecen en las listas de los empresarios más exitosos, los científicos más destacados, las personas más ricas, entre los deportistas de primera línea, entre los músicos más prodigiosos o incluso entre los premios Nóbel. Me dirás, quizá, que no es esto lo que quieres para tu hijo, pero te diré que si: ¿quién no quiere para su hijo que haciendo “eso” con lo que es feliz y le gusta, pueda vivir muy bien?
Comienza Gladwell analizando una serie de rasgos que se consideraban comúnmente como los requisitos para triunfar: la inteligencia excepcional, el prestigio de la Universidad en la que se ha estudiado, y llega a la conclusión, tras muchos ejemplos de la vida real, que esos factores no explican a esas personas excepcionales.
En cambio, también a través de numerosos ejemplos, describe lo que sí ayuda para ser un fuera de serie:
En primer lugar habla del esfuerzo que hay que poner para conseguir algo. Gladwell lo llama “La regla de las 10,000 horas”. Todos, Los Beatles, Bill Gates, los deportistas, los empresarios, los científicos que hoy se consideran triunfadores, lo son porque todos al menos dedicaron al menos 10,000 horas de trabajo duro antes de ver los primeros triunfos. Todos conocemos que Thomas Edison para patentar sus más de mil inventos tuvo que hacer más de cien pruebas por cada uno y así decía:
La cultura del esfuerzo no la van a imponer las leyes educativas. La cultura del esfuerzo sólo se puede enseñar en casa “con un poco de azúcar en la píldora que os dan” como canta Mary Poppins.
En segundo lugar importa mucho la familia que cada uno tiene. La familia juega un papel decisivo en cuanto ser el lugar primero y único de enseñanza de la inteligencia emocional, sobre todo en cuanto a dos factores: la sociabilidad -, cómo relacionarse,- y la actitud con la que se afronta la vida -éxitos, fracasos, derrotas, problemas, retos, dificultades, etc.-.
Y para esto se requiere un entrenamiento que sólo se puede dar en casa, porque, señores, sepan ustedes que lo que no se enseña en casa no se aprende en el colegio.
Alguien me podrá decir, con toda razón, que esto es lo contrario de lo que expuse en mi post anterior: la poción mágica que da super poderes a una organización-colegio es su misión y que no existe colegio aséptico, que no transmita valores en su quehacer.
Y yo le contestaré: “sabia observación”. Y añadiré en mi respuesta:
Elena Jiménez-Arellano Larrea
[1] Javier Gomá “Diosa fortuna”. De su libro Razón: Portería. Galaxia Gutemberg. 2014
[2] en su libro “Outliers, the story of success”. Malcolm Gladwell
Muy importante inculcar el esfuerzo desde la familia, porque en algún momento he llegado a esta conclusión ” el trabajo del niño/a es poco pero el que no lo aprovecha es un loco”, en definitiva educar la voluntad.
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Esto si que es tema de actualidad! Je, je. He reenviado el articulo a muchos amigos, todos padres y algunos profesionales de la educación y he recibido un montón de respuestas y comentarios……por favor compartirlos aquí: no os de miedo comentar en el chat, vuestros comentarios y experiencias dan valor al articulo, bajan a la realidad el contenido del mismo.
En definitiva todos venian a decir, Que verdad más grande, pero q difícil llevarla a cabo, y yo me pregunto….porque es tan difícil para los padres ponerlo en práctica, se debe quizas a las prisas, es decir, atendiendo a la máxima de “haciéndolo yo acabamos antes”…….
Por fin…esperaba esta entrada en el blog desde hace tiempo. Porque la educación no es tarea solo de “super héroes” del colegio. También están los super heroes reales de los padres. Sin ellos poco podremos hacer. Tú lo has dicho, dar un barniz
Totalmente de acuerdo!!!
Duele, y abochorna hasta cierto punto, ver cómo los niños van tomando el zumito o el bocadillo al salir del colegio (y qué decir del “desayuno por la calle”) mientras el abuelo, abuela, padre o madre trota tras el nene cargado con los bártulos… Da idea de cómo es el ambiente en casa..
Y luego, al cabo del tiempo, gimen de lo blando y caprichoso que es el adolescente.
Muy buen artículo, Elena. Lo compartiré para que cuantos más sea posible trabajen en casa por educar de verdad y que los niños sean verdaderos hombres y mujeres.
¡Mil gracias!
Me parece muy interesante cómo enfocas la importancia del trabajo que deben realizar los alumnos y el papel del colegio con respecto a los alumnos.
El colegio tiene una función muy concreta con respecto a los alumnos y, desde luego, no es la de suplir el papel de los padres.
Estupendo artículo!