CULTURA DE PENSAMIENTO EN EL AULA Y COMPETENCIAS GLOBALES

Este pasado fin de semana he asistido al congreso “Comprensión para un mundo complejo” organizado por el Project Zero de Harvard Graduate School of Education. Aún estoy en shock. El contenido de las sesiones ha sido potente, rico y práctico, y además la forma en que se impartían las sesiones ¡ha sido magistral!

Nos han puesto a trabajar a un auditorio de 600 personas como si estuviéramos en un taller con diez personas. La cadencia de la voz, las imágenes que nos ha presentado, los apoyos visuales, el humor, la amabilidad, la comprensión que han derrochado cada uno de los ponentes, -que además estaban secuenciados y organizados como si todo el congreso de dos días completos se tratara de una única sesión- han hecho que hayamos aprendido muchísimo y aún estemos en un ¡GUAU!

Yo quiero enseñar así. Quiero enseñar a muchos profesores a enseñar así: he visto la teoría sobre la cultura del pensamiento puesta en práctica en cada una de las sesiones. Y he comprobado que es un modo de aprendizaje atractivo, amable y muy eficaz.

En la sesión inaugural nos explicó David Perkins qué es meter en clase una cultura de pensamiento. Con la imagen de un jardín con césped frente a otra de una jungla nos explicaba cómo el trabajo del profesor ha consistido siempre en hacer accesible el conocimiento y las prácticas complejas a nuestros alumnos [1] domando el conocimiento, trabajando un suave césped para nuestros alumnos. Ahora el mundo, el conocimiento del mismo con sus complejidades requiere enseñar a nuestros alumnos a conocer, trabajar y sobrevivir en la jungla.

En lo domado el profesor lleva a sus alumnos los conocimientos, bien domesticados y masticados. Por esta vía nos saltamos todos los posibles errores que pudieran cometer en su aprendizaje y les llevamos a la solución. La solución. Una sola. De este modo los profesores pedíamos a nuestros alumnos que repitieran “las tres causas de la revolución industrial”, “resolvieran ecuaciones de segundo grado”, “hicieran dictados, redacciones o copias para mejorar la escritura”, etc.

Los profesores con el tiempo nos hemos hecho verdaderos maestros de la doma de conocimientos sin darnos cuenta que estábamos alejándonos de la realidad, del contexto, de la jungla, del mundo que nos rodea. Nos hemos alejado del hecho de que los problemas pueden tener varias soluciones y diferentes enfoques que pueden dar luegar a respuestas muy variadas y ricas.

ITEM con David Perkins
El mundo es complejo y desorganizado, está lleno de eventos que no tienen explicación fácil y menos solución fácil: el calentamiento global, el suministro de alimentos, la pobreza, el terrorismo…

Por eso ahora los profesores tenemos que querer no tanto domar lo salvaje, sino hacer salvaje lo domesticado, de modo que el conocimiento resulte significativo e interesante para nuestros alumnos.

Así, pasaremos de preguntas como “¿Dónde se encuentran los dos trenes que salen uno de Bilbao a 100 km/h y otro de Madrid a 98km/h?” por preguntas del tipo ” ¿Cuáles serán las necesidades de agua en nuestra ciudad en 2025 y si las actuales fuentes de agua serán capaces de suministrar la necesaria para la población de entonces?” Con estas preguntas no sólo suscitamos su curiosidad sino también su pensamiento: tienen que indagar, hacerse preguntas y facilitar respuestas que serán de lo más variado según sus premisas. Por lo tanto como respuesta a esas preguntas abiertas, no habrá respuestas correctas o incorrectas y como mucho podremos interpelar a los alumnos con un  ¿YQTHDE?, es decir ¿Y qué te hace decir eso?

Hoy es preciso educar para una nueva demografía global donde todos somos de mil sitios distintos (Verónica Boix) y donde se juntan la globalización con los nacionalismos locales, donde lo que hacemos en un país afecta a lo que pasa en otros. Educar para entendernos a nosotros mismos, cada uno a si mismo, dentro de este cosmo-jaleo.

Por eso, trabajar en el aula las competencias globales supone hacer de nuestros alumnos personas con capacidad y disposición para comprender y actuar sobre temas de relevancia local, global e intercultural.


Podríamos decir que tenemos unos alumnos con competencia global si alcanzan estas características:

  1. Comprenden las disciplinas y las relaciones interdisciplinares. No se limitan a conocer, comprenden, y por tanto relacionan, comparan y vinculan lo que aprenden con la vida real.
  2. Son curiosos e investigan sobre el mundo. Les interesan las noticias que ven en la tele sobre temas internacionales: migración, medioambiente, hambrunas y guerras, etc.
  3. Toman perspectiva sobre lo que saben y aprenden porque saben que estamos formados de nuestras propias experiencias con nuestras propias limitaciones y que para entender hay que tomar perspectiva y alejarnos de “la historia única”. Para aclarar este punto os aconsejo que veáis esta charla TED de la escritora nigeriana Chimamanda Adichie.
  4. Se comunican a través de las diferencias. Se enriquecen relacionándose con personas diferentes. Eso no les separa de otras personas, les une  y les permite entender y aprender otras cosas, otras circunstancias, otras vidas… De todo sacan aprendizaje, reconocen que tienen una perspectiva particular diferente a la de otras personas y que se influencian mutuamente cuando ponen sus perspectivas en contacto. Son sensibles y empáticos.
  5. Actúan para mejorar las sociedades. Tienen iniciativa y actúan sin pensar en el tamaño de su aportación, sino que enfocados al problema buscan soluciones y actúan.

¿Qué hacer entonces en nuestras clases para fomentar la adquisición de estas competencias globales?

Implantar la cultura del pensamiento. No pretendo en un post exponer el camino completo, pero sí algunas ideas que nos pueden servir para empezar a generar esta cultura en nuestra aula. (Maria Eugenia Cossini)

La enseñanza para la comprensión se basa en tres preguntas

¿Qué es lo que verdaderamente quiero que los estudiantes comprendan?
Plantearnos esta pregunta nos ayudará a centrar la atención del alumno en lo importante.

Comenzamos con un tópico generativo, es decir, una frase, una idea, una imagen sobre el tema que atraiga la curiosidad del alumno por saber más.

Después establecemos unas metas de comprensión, es decir, concretamos los objetivos que hemos definido como lo que verdaderamente quiero que comprendan los alumnos.

En otras palabras, de todos los contenidos del tema, elijo qué es lo que entiendo que deben comprender de manera más profunda. De este modo se puede dar todo el currículo y a la vez implantar una cultura de pensamiento.   Así preparamos unas preguntas abiertas para incentivar su interés sobre cada una de las metas.

¿Cómo podemos involucrar a nuestros estudiantes en la construcción de esta comprensión?

A través de actividades orientadas a la comprensión. Estas actividades incluyen un lenguaje, un tiempo, el uso de unas rutinas de pensamiento y unas interacciones entre los compañeros que no están previstas en la metodología tradicional.

Ron Ritchhard habla de 8 elementos imprescindibles para implantar la cultura del pensamiento en el aula y en las organizaciones [2]. Solo comento ahora el elemento del tiempo: dejar tiempo para pensar. Para pensar que no para recordar. Tiempo para poder hacer elucubraciones, intentar validar las hipótesis y llegar a algunas conclusiones.

Esto no es habitual en las aulas porque los profesores estamos sometidos a los interminables currículos para los que apenas hay tiempo, ¡cuanto menos dedicar tiempo a pensar en clase!.

Para salvar este obstáculo, siempre podemos elegir cuáles son esos contenidos en los que merece la pena profundizar, dedicarles a estos tiempo y los demás… se nos darán por añadidura 😉

¿Cómo sabemos ellos -los alumnos-  y nosotros -los profesores- que esta comprensión está pasando?

Tarea fundamental del profesor es comprobar que los alumnos comprenden. Comprenden y van  más allá. Se trata de valorar, no la adquisición de conocimientos, sino de la adquisición de la comprensión, no consiste esta evaluación en medir “el final” sino en medir el proceso, el tiempo que se da para el pensamiento, el aprendizaje en el error, el modo en que se realiza la acción de entender… Porque el proceso de comprensión no termina nunca. No se trata de contarles el final de la historia, sino de valorar si los alumnos están llegando con su comprensión a explicar la historia.Mafalda. aprendizaje

Las rúbricas dan a nuestros alumnos muchas pistas sobre el tipo de pensamiento que queremos que usen en esa clase y además nos permiten establecer los estándares óptimos como referencia.

¿Y por qué una foto del peine de los vientos en la portada si el congreso fue en Pamplona? Después del super congreso visité  en San Sebastián “El Peine de los Vientos”, …porque para la jungla hace falta despeinarse.

Elena Jiménez-Arellano Larrea


[1] “Hacia el aprendizaje pleno. Siete principios de la enseñanza que pueden transformar la educación” David Perkins, Polygon Education, 2018

[2] ” Cultura de Pensamiento. Las ocho fuerzas que debemos dominar para conseguir transformar nuestras escuelas”  Ron Ritchhard. Polygon Education. 2018

One thought on “Fuera del Eden: salir de lo domado a lo complejo del mundo.

Deja una respuesta

Your email address will not be published. Required fields are marked *