LA COMPETENCIA DIGITAL QUE DEBEMOS TENER Y ENSEÑAR
En 1988 hicieron una entrevista a Isaac Asimov que se puede ver el YouTube [1] de la que transcribo algunas de sus palabras.
“Un día tendremos sistemas –de computadoras– en cada hogar, cada uno de ellos ‘colgado’ a enormes bibliotecas, mediante las cuales cualquiera podrá preguntar cualquier pregunta y recibir respuesta incluso con el material de referencia.
Me refiero a hacer preguntas sobre lo que estás interesado en saber. Esas preguntas que se hacen desde temprana edad. Más allá de cuán tonta le pueda sonar esa inquietud a otra persona. Esa pregunta que a ti te interesa…
Y si tienes la pregunta, podrás investigar sobre ella, podrás averiguar cosas y hacer un seguimiento y, además, lo podrás hacer desde tu propia casa, a tu propia velocidad, en tu propia dirección, a tu propio tiempo…
Cuando esto sea posible, entonces, todo el mundo va a disfrutar con el aprendizaje.
Hoy en día, lo que la gente llama aprender se administra a la fuerza y todos están obligados a aprender lo mismo el mismo día, a la misma velocidad, en clase.
Pero resulta que cada uno es diferente. Para algunos va muy rápido, para otros va muy lento, para otros va en una dirección errónea…
Démosle una oportunidad a estas herramientas, como complemento de la escuela. No estoy diciendo que haya que abolir la escuela[…].”Recordemos que hasta 1989 la idea de compartir información en red (www) ni siquiera existía y que fue en 1991 cuando nació de verdad la primera www. operativa.
Ahora que toda esa información está disponible -cada vez en aparatos más pequeños: del móvil al reloj y apuesto a que dentro de nada llevaremos un chip implantado o pegado a la piel que nos facilite el mismo acceso a la web- ahora, seguimos sin disfrutar con el aprendizaje como lo proponía Assimov: yendo cada uno a nuestro ritmo y a las cosas que nos motivan.
¿Y por qué seguimos sin disfrutar del aprendizaje?
Yo tengo dos razones: la primera es que el sistema educativo, la legislación vigente, sigue obsesionado en que demos respuesta sólo a las preguntas que ellos nos formulan, la segunda razón por la que no disfrutamos del aprendizaje, es porque nos faltan aún competencias a los educadores para utilizar la tecnología competentemente para el aprendizaje y la vida.
Ante el primer problema ya me he extendido ampliamente en otros post en los que animo a la “rebelión de los contenidos” hacia hacer un aprendizaje competencial (que por supuesto incluye conocimientos: muchos y profundos).
Quiero analizar el segundo problema desde la perspectiva del innegable impacto social que la tecnología está teniendo y su inclusión en el aprendizaje. La velocidad y el volumen de la información disponible están aumentando exponencialmente. La tecnología es cada vez más barata y asequible. En las aulas cada vez vemos más iPads, portátiles y pizarras digitales.
Por eso me pregunto, ¿es la tecnología buena para el aprendizaje? ¿Tiene contra indicaciones? ¿Hay competencias específicas que nos sirvan para usarla con provecho y evitando los efectos secundarios: que ayude, apoye y potencie el aprendizaje y el trabajo sin dañar nuestro cerebro ni las relaciones humanas?EFECTOS NEGATIVOS DE LA TECNOLOGÍA
Hace un par de semanas asistí a unas jornadas sobre educación, futuro y tecnología que conté con todo detalle a un grupo de amigos. Hablamos de realidad aumentada, de drones, de hologramas y otras tecnologías y su posible uso en la educación. Una de mis amigas me hizo la siguiente reflexión: “yo creo que psicológicamente no vamos a ser capaces de aguantar toda esa tecnología que se nos viene encima”.
Y esa misma semana asistí a una muy buena conferencia de un médico psiquiatra experto en tratar los efectos dañinos de la tecnología sobre el cerebro de los jóvenes. Aportó muchos datos de su investigación y de casos que ha tratado de jóvenes y niños con el cerebro dañado o su aprendizaje perjudicado por el uso de tecnología.
Explicaba, por ejemplo, como un niño de 3 años que ve la televisión más de una hora al día dibuja mucho peor que un niño que no ve la tele o la ve menos de una hora al día. También explicó cómo la competencia lectora se ve afectada negativamente por los vídeo juegos.Y cómo nuestra vida puede ser más longeva y de mejor calidad, en la medida en que nos alejamos de la tecnología.
Sus conclusiones eran: “Las aulas digitalizadas pueden tener un efecto negativo en el aprendizaje. Especialmente en los niños y en los jóvenes, minando la capacidad neuro-plástica de sus cerebros. Por contraposición, no hay estudios independientes (que no provengan de compañías con intereses en ese mercado) que inequívocamente establezcan que los ordenadores y las pantallas en las aulas hacen que el aprendizaje sea más efectivo”[2]
Su propuesta era erradicar la tecnología de las aulas y de la vida de los niños y jóvenes en general. Si, erradicar. Me atreví a hacer una pregunta ¿Y cuándo considera usted conveniente que enseñemos a nuestros hijos/alumnos el buen uso, las competencias necesarias para usar bien la tecnología? Su respuesta fue, que en ningún momento de su etapa escolar.
Como educadora no me parece bien incluir esa respuesta como premisa de trabajo. Pienso que un médico traumatólogo especializado en lesiones de fútbol verá unas lesiones muy perjudiciales para la salud de los deportistas, pero no por eso se debe prohibir el fútbol. Eso sí, dará pautas y consejos para evitar algún tipo de lesiones.
Aún así me parece que los riesgos y daños de los que habla son muy interesantes de conocer y por eso os adjunto aquí el vídeo de su ponencia: Pantallas, cerebro, infancia y adolescencia.
EN VEZ DE PROHIBIR, EDUQUEMOS
Impedir el acceso de los jóvenes a la tecnología, no sólo no es posible, sino que resultaría contraproducente: se generaría en los adolescentes una mayor ansiedad para acceder a ella (pues a los adultos nos ven conectados…) y menor posibilidad de adquirir las competencias digitales necesarias.
Educar invirtiendo tiempo y conocimiento. Aquí es donde ahora, educadores todos: padres y maestros, hemos de imponernos la tarea de primero aprender y luego enseñar las competencias digitales necesarias para saber entrenar a nuestros hijos y alumnos.
Aquí os dejo un vídeo estupendo de Juan Pablo del Moral, profesor de matemáticas del colegio Tajamar y experto en flipped clasroom que da unas claves educativas sencillas y eficaces: Vídeo ¿Quiéres ser feliz?
Los educadores, una vez entrenados en las competencias tecnológicas debemos dedicar tiempo a reflexionar sobre cómo incorporar la tecnología a las aulas y en casa.
En el sistema educativo Waldorf[3], por ejemplo, no incorporan ningún medio tecnológico al aula de ningún tipo, usan pizarra tradicional, cuadernos y lápices. Frente a eso, otros centros educativos han optado por pizarras digitales, tabletas y ordenadores.
No creo que una opción sea mejor que otra por definición. Lo importante es que haya un proyecto bien definido detrás de cada decisión sin dejarse llevar por las modas o las presiones y que en ese proyecto se valore cómo van a adquirir las competencias nuestros alumnos y qué competencias van a adquirir. Qué ganan y qué pierden en cada caso.
¿CUÁLES SON LAS COMPETENCIAS DIGITALES?
Para responder a esta pregunta voy a usar un artículo de Yuhyun Park. Chair, infollutionZERO Foundation, que voy a traducir a la vez que comentar.
La inteligencia digital es el conjunto de competencias sociales, emocionales y cognitivas que permiten a cada individuo a encarar los retos y adaptarse a las demandas de la vida digital.Esas competencias se pueden dividir en ocho áreas interconectadas.
1. Identidad digital o marca personal digital: Competencia de crear y dirigir la propia identidad y reputación on-line.Esto incluye la conciencia de la imagen personal que se genera con nuestras actividades online y la gestión del impacto a corto y a largo plazo de esa presencia en la red. Propongo que invitemos a nuestros alumnos, hijos y a nosotros mismos a hacer una valoración de las imágenes, comentarios, retweet de memes que hacemos, con el fin de analizar nuestra propia imagen digital. ¿Cómo nos mostramos online? Y luego decidir ¿cómo queremos mostrarnos? Teniendo en cuenta que la marca personal tiene impacto en el largo plazo.
2. Uso digital: La competencia para usar aparatos y medios digitales incluyendo el dominio de su control para lograr un saludable equilibrio entre la vida online y la offline.El autocontrol, el cómo donde y cuando usar aparatos y medios digitales se entrena en los niños y adolescentes fijando unas reglas de uso adecuadas ANTES de disponer de esos aparatos. La adicción a la tecnología se da cada vez con mayor frecuencia y es bueno ejercitarse en el autocontrol con sencillas técnicas como la de dejar los móviles a la entrada de la casa: padres e hijos, para centrarse en el trato personal. Recomiendo leer este sencillo artículo[4] de una madre que pone normas de uso antes de entregar un dispositivo móvil a su hijo.
3. Seguridad Personal Digital: Competencia para gestionar los riesgos online: cyberbullying, acoso y radicalización, y el contenido de violencia o pornografía.Esta competencia exige saber cómo evitar y limitar esos riesgos. Existen herramientas que mejoran la seguridad, como no compartir la ubicación en las aplicaciones y no compartir datos personales. Esta competencia exige una formación explícita de los daños que producen las actividades de riesgo. Lógicamente esta formación se va ampliando con la edad. También hay filtros parentales y educativos que disminuyen considerablemente estos riesgos, aunque esto no exime de formar en la competencia, ya que los jóvenes tienen acceso gratuito a redes abiertas disponibles por doquier. El ministerio y el Instituto Nacional de Ciberseguridad acaban de lanzar esta web que os recomiendo: Internet Segura For Kids
4. Seguridad Digital del hardware: Detectar ciber-amenazas: hackeos, fraudes o software viral: malaware y usar herramientas de seguridad adecuadas para la protección de datos.Las actualizaciones de los programas, el uso de antivirus, el escaneo regular de los discos son algunas de las herramientas que ayudan a la seguridad. Es importante estar avisados del peligro que supone acceder a las redes abiertas de los autobuses, zonas comunes, cafeterías… La información que manejamos en esos lugares puede ser vista por otros, nuestros datos también. Enseñar a usar plataformas de pago seguras, desconfiar del acceso a determinados sitios, gestionar las cookies y las extensiones de nuestro navegador. Custodiar las contraseñas personales de acceso adecuadamente y establecer contraseñas diferentes para cada página. Hay una largo etcetera en esta competencia que no conocemos bien o conociendo los posible problemas, por facilidad de uso descuidamos elementos de seguridad básicos.
5. Inteligencia Emocional Digital: la competencia de empatizar y construir buenas relaciones con otros online.Todo lo que decimos on-line queda registrado. Cuando se lee un mensaje online, la entonación la pone el que lee el mensaje y esa entonación puede diferir de la intención del que escribe. Se deben usar diversos registros para tratar diversos asuntos con diversos grupos de personas dependiendo de la cercanía o lejanía personal. Todas estas competencias y más se incluyen en la inteligencia emocional digital.
6. Comunicación Digital: la competencia de comunicarse y colaborar con otros usando tecnología y medios digitales.El entorno digital ha abierto infinidad de cauces y medios que acercan lo lejano, abre posibilidades antes no soñadas. Aprender a trabajar con otras personas on-line, a colaborar en proyectos con personas de diversas partes del mundo requiere un dominio de las herramientas IT que lo hacen posible (herramientas de comunicación, de archivo de documentos, de documentos compartidos, de reuniones virtuales,… todo esto junto con competencias de trabajo en equipo, aprendizaje de la diversidad, hablar y escribir en otras lenguas…
7. Alfabetización Digital: la competencia de encontrar, evaluar, utilizar, compartir y crear contenido así como competencia en pensamiento computacional.Adquirir la competencia de evaluar las fuentes es tan importante o más que saber encontrar los datos que buscamos. La avalancha de información es innegable y no todo tiene la misma calidad. Una competencia que comienza por saber dónde buscar para afinar las búsquedas y encontrar recursos de calidad y sigue por la evaluación crítica de las fuentes.
Por otra parte, los buscadores cada vez son más inteligentes y nos proponen información adecuada a “nuestro perfil”. Esto puede ahorrarnos tiempo de búsqueda, pero a la vez nos determina el tipo de fuentes que se nos ofrecen.
8. Derechos Digitales: la competencia para entender y defender los derechos personales y legales, incluyendo el derecho a la privacidad, los derechos de autoría, respeto a la integridad de las personas, etc.En la web se encuentran muchas citas sin dueño, muchas citas sin referencia y a veces incluso errores en la atribución de determinadas autorías. Es preciso enseñar/aprender la competencia de citar las fuentes y asegurarse de que la cita es correcta. Otro aspecto de esta competencia consiste en aprender y conocer los derechos de privacidad y de integridad de las personas que exige tratar con respeto a todos en redes sociales, información, etc.
No quiero acabar sin hacer esta consideración que he leído hace poco en este artículo sobre el cerebro del adolescente que os recomiendo[5] ;
La inclinación a tomar riesgos en la adolescencia ha demostrado tener un valor adaptativo porque, en muchas ocasiones, el éxito en la vida requiere afrontar situaciones menos seguras. Los adolescentes -que por naturaleza gustan de actividades de riesgo e investigar por su cuenta- no valoran las consecuencias futuras de sus actos. En consonancia con sus necesidades cerebrales, incide más trabajar la autoregulación mediante el establecimiento de límites adecuados, la atención de sus necesidades afectivas y fomentando la autonomía que les permita desarrollar todo su potencialSi un sujeto es altamente diestro en el mundo digital, pero tiene un insuficiente desarrollo de otros conocimientos y habilidades, estará igualmente expuesto a ser visto por el mercado del trabajo como una commodity o como “mano de obra” reemplazable (Brown, Lauder y Ashton, 2008).
Elena Jiménez-Arellano Larrea
[1] https://www.youtube.com/watch?v=oIUo51qXuPQ
[2] “Digitalizing classrooms can have a negative effect on learning, especially in young children, undermining the neuroplastic capacity of their brains. And, in contrast, there are no independent studies “that unequivocally establish that computers and screens in the classroom make learning more effective.” http://humanitiesinmedicine.org/manfred-spitzer/
[4] http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20140110/abci-contrato-madre-iphone-201401091035.html
[5] https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2017/02/02/el-cerebro-en-la-adolescencia-el-secreto-del-exito-de-nuestra-especie/