CLASES PRESENCIALES Y ONLINE SIN MORIR EN EL INTENTO

Un sabio maestro hacía todos los días el camino de la sabiduría subiendo una escarpada montaña para trabajar la tierra en la zona alta. La subida era dura pero hacia la mitad de camino había una fuente.

El sabio ofrecía cada día su Dios el sacrificio de no beber de ese agua hasta llegar arriba. Su Dios le recompensaba siempre con una estrella brillante en el cielo. Una estrella brillante y claridad mental para resolver algún tema arduo.

Empezaron a venir discípulos que querían aprender de su sabiduría. Cada día le acompañaba uno a la cima. Un día, uno de esos, poco entrenado para subir montañas, se paró frente a la fuente y la miraba con deseo. El maestro pensaba ¿seguimos o bebemos y me quedo sin estrella? Decidió parar y beber para que bebiera el discípulo.

Al llegar a la cima había dos estrellas.

Los profesores, los maestros, nos estamos encontrando con este mismo dilema casi cada día: ¿Puedo dar clases como siempre, de un modo que sé que funciona -con estrella al final- o ajusto mi paso al de los alumnos?

Este dilema ya lo teníamos antes del coronavirus, pero ahora se ha acentuado con la problemática de tener simultáneamente  alumnos presenciales y online.  Esto supone dar clases sincrónicas en dos mundos distintos. El dilema ya no es sólo parar y beber con nuestros aprendices, sino que tenemos aprendices subiendo la montaña con nosotros, mientras otros nos miran por una camarita.

¿SE PUEDE DAR SIMULTANEAMENTE CLASE PRESENCIAL Y ONLINE?

La respuesta a esta pregunta es unánime y me la han dado tanto profesores como alumnos: no se puede. Se hace, no nos queda más remedio, pero es un estrés para el profesor y un fiasco generalmente para el alumno online.

El profesor no puede atender igualmente los requisitos de una clase presencial y una online simultáneamente porque los requerimientos son distintos: no se da igual una clase de un tipo que otra. Las estrategias y las herramientas son diversas en la clase online que en la presencial.

Excepto en aquellas aulas que tiene dispositivos de grabación como los de un plató de televisión, que recogen la imagen y el audio del profesor en movimiento y enfocan según sea preciso al profesor, a la pizarra o al alumno que participa, no es posible. ¿y cuántas aulas de estas conocéis?

Entonces  ¿Qué podemos hacer cuando tenemos a un cuarto de los alumnos en sus casas y el resto en el aula?

Esta cuestión nos está obligando a los formadores de profesores a probar distintas recetas y a través del ensayo y prueba y error llegar a alguna solución para este problema. Seguiremos investigando y trabajando para encontrar la mejor forma de hacerlo.

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Elena Jiménez-Arellano

Directora de ITEM

elena.jarellano@inspirandotalento.com

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